Dedicado a: María Esneyder, Daniel Alfredo y a mí Madre

jueves, 22 de marzo de 2012

Sin memoria ni recuerdos: Serie Cuentos Cortos (6)

Bogotá, D.C.
Mayo 24 de 2010

Cuento Seis (6)




Lo miró a los ojos y él sin saber lo que le esperaba, respondió aquella mirada, en tanto ella lo recorrió poro a poro como investigando el origen de aquel ser; sin esperar él la acaricio con la mirada, mientras su respiración se aceleraba al ritmo de cada vello de la mujer, con un leve coqueteo ella se retiro del recinto, como el fuego que arde al interior de la montaña; el hombre se consumía en el olvido de un juego inocente, donde el amor no existe y ella tampoco.

Por Jesús Rodríguez

"...se consumía en el olvido..." Foto: Jesús 

domingo, 18 de marzo de 2012

Sin memoria ni recuerdos: Serie Cuentos Cortos (5)

Fusagasugá, Cundinamarca
Marzo 18 de 2012

Cuento Cinco (5)





Los niños saltan al agua fría de la piscina, en tanto el sol camina sobre las nubes; el ruido del agua manifiesta la felicidad de los bañistas en ondas de  alegría que en un vaivén se acercan y se alejan sobre la superficie del agua. Un árbol legendario da la bienvenida a una sombra tímida que abriga a una pareja en vestido de baño húmedo que descansa plácidamente a un lado de una cerca natural; una mariposa amarilla se acerca con entusiasmo a la orquídea que brilla entre blancos y lilas, ella se mece suavemente con cierto coqueteo con la brisa del mediodía; un suspiro se escapa de la mujer sentada a la sombra andante del árbol. Él la mira enamorado. La mariposa se aleja sin hacer ruido.

Por: Jesús Rodríguez

"Una mariposa amarilla se acerca con entusiasmo..." Foto: Jesús 



viernes, 16 de marzo de 2012

Sin memoria ni recuerdos: Serie Cuentos Cortos (4)

Bogotá, D.C.
Enero 24 de 2012

Cuento Cuatro (4)

El ascensor desciende del décimo piso y hace una parada en el piso cuarto, donde una mujer bella y joven lo aborda; un hombre maduro de ojos verdes, la mira profundamente, hasta el deseo, ella baja la mirada con timidez. Luego se van. 

Por: Jesús Rodríguez

Se van... Fotografía: Jesús

Sin memoria ni recuerdos: Serie Cuentos Cortos (3)

Bogotá, D.C.
Enero 24 de 2012

Cuento Tres

Caminando por la playa, sus pies se hunden en la arena blanca, dejando sus huellas marcadas en la humedad; que una ola salada borra para siempre.

Por: Jesús Rodríguez

Atardecer. Fotografía: Jesús

Sin memoria ni recuerdos: Serie Cuentos Cortos (2)

Bogotá, D.C.
Enero 24 de 2012

Cuento Dos

El sueño se apodera de sus fuerzas y todo su ser se sumerge en las profundidades de la nada.



Por: Jesús Rodríguez

Ilustración: Jesús

Sin memoria ni recuerdos: Serie Cuentos Cortos (1)

Bogotá, D.C.
Enero 23 de 2012

Sin memoria ni recuerdos
Serie Cuentos Cortos

Cuento Uno

Subió por la escalera de prisa, sin detenerse a reparar un instante en su entorno; su corazón agitado no se lo permitía; sus oídos escucharon un último disparo; una bala viajó por su cuerpo sin permiso, atravesándolo por una pierna, cae pesadamente al piso, su rostro lavado en sudor deja escapar una expresión de horror y angustia; así, no había soñado su futuro.

Por: Jesús Rodríguez

"...su rostro lavado en sudor deja escapar
una expresión de horror y angustia..."

Ilustración: Jesús
 

miércoles, 14 de marzo de 2012

El último cuento corto de una serie de 22 Cuentos Cortos

Publicó el último cuento de una serie de 22 Cuentos Cortos, que inicie hace unos meses atrás, no me considero escritor ni nada parecido, pero me gusta el ejercicio de escribir y opté por crear éste Blog como un espacio alternativo para publicar mis escritos, desde luego respentando a los escritores profesionales y que viven de éste oficio de contar vida a través de la escritura. Con éste cuento termino la serie de 22 que escribí hace un año aproximadamente. Gracias por leer, a sí mis escritos no querán en el vacío.


Marzo 29 de 2011

XXII.
Por la amplia avenida, los dueños de la velocidad circulan en sus automóviles y entre tantos un pequeño taxi amarillo. Una animada charla calienta el ambiente al interior del auto; mientras el frío gris de la capital se apodera de los huesos de sus habitantes. La conversación se torna algo íntima, pues, el conductor le confiesa a su pasajero que ha perdido a dos esposas por su trabajo. Se interrumpe la conversación. Suena en el aire una melodía que proviene de un teléfono celular. El taxista con apariencia de abuelo bonachón, le pide a su pasajero ubicado en la silla de atrás, que por favor le conteste el celular, porque no quiere infringir la ley, le insinúa a su pasajero; éste lo toma con toda confianza y al momento de oprimir la tecla de aceptación de la llamada una fuerte descarga eléctrica lo paraliza, hasta hacerlo perder el conocimiento. Aturdido, se despierta en un lote baldío. Ausente de sí mismo, trata de levantarse del piso húmedo, pero, su propio peso lo derriba. Pasados los minutos, siente que las cosas no van bien. Su mente nublada trata de recordar algo. - ¡Ha!... ¡ya!... - Exclama. Viene a su memoria un torrente de recuerdos. El beso de despedida que le dio a su novia en el centro de la ciudad después de cenar juntos; -¿Pero qué paso luego? Se pregunta asimismo; no obtiene respuestas. Palpa sus ropas, le faltan los zapatos. Insiste y no encuentra su billetera, sus bolsillos están limpios. – ¡Me robaron!


Por: Jesús Rodríguez

Ilustración - Bolígrafo: Jesús 

domingo, 11 de marzo de 2012

Cuento 21 de 22 "Cuentos Cortos"

Marzo 28 de 2011
XXI.

Su desnudez le causo vergüenza, se dio media vuelta y se tapó la cara con la oscuridad de la tarde. ¿Qué paso, no recuerdo nada? –Se preguntaba inquieta-. Alzó la mirada, y vio a su alrededor personas que alarmadas y curiosas la observaban. Oculto con una mano su genital y con la otra sus senos. ¡Dios! ¿Qué me paso? –Grito-. Un hombre viendo la insolencia de los concurrentes se quitó su saco y arropó a la mujer tirada en el piso frío de la acera. –Tranquilícese señora- le dijo el hombre, tratando de calmarla; su llanto inundaba la calle. Alguien de la multitud curiosa, estiro la mano y le ofreció una botella con agua. –Tome un sorbo-  le dijo con comprensiva voz el hombre, que ya había logrado sentarla sobre el andén. Voces femeninas exigían, la presencia de la policía; otras, pedían el número telefónico de la casa de la víctima. La soledad y la angustia cobijaban los recuerdos de la mujer, que aún naufragaban en una nube de olvido. Una vecina del lugar se acercó con ropas para la mujer. –Venga se viste- le exigió con voz ronca. Al rato, con su cuerpo cubierto y a salvo de las miradas morbosas, fue conducida a la estación policial. El llanto y la vergüenza no paraban.

Por: Jesús Rodríguez

"Oculto con una mano su genital y con la otra sus senos"
Dibujo: Jesús