Lejanías
Sus miradas se cruzaron desde la lejanía, un frío intenso penetró sus cuerpos ausentes, desde que se cocieron en un vagón sombrío del metro de Buenos Aires, ya habían pasado algo más de cinco años. Un recuerdo de nostalgia cubrió el espacio del pasillo; una tímida sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer, su mirada esquiva se aleja en el horizonte. Él con un conmovedor saludo, cruza la baranda tratando tímidamente de acercarse a ella; una lejana melodía se esfuma en el aire... tú eres, la que puedes pintar de mil colores, mi vida... El tiempo simula detenerse y la corta distancia que los separa, parecen los kilómetros que apartan a Bogotá de Buenos Aires. El ambiente se congela en el tiempo, no hay lugar, no hay distancia. El aire se agota y el latido de los corazones se confunden, en una noche de locura, que en el lejano tiempo de la ausencia, se convierte en una fantasía, en un idilio no realizado; no permitido por el verdugo, en que se convierte la distancia. Desde la última noche, en que se despidieron en cercanías del obelisco, mientras observaban una pareja de tango bailar; después de cenar en un restaurante italiano, habían transcurrido muchas lunas, sin una comunicación, sin un correo, que diera noticias de alguno de los dos, como si hubieran llegado a un acuerdo tácito, de romper con cualquier comunicación. Y así se había cumplido, y ahora en pleno centro de la andina Bogotá, se volvían a encontrar, sus mentes anuladas por un extraño hormigueo en el estómago, esa sensación de abandono y el dolor producido por años, desaparecía y un cordial "te perdono" no pronunciado, parecía flotar en el aire frío, mientras una luz dorada se desvanece entre la pareja.
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© 2014 JESÚS RODRÍGUEZ.
Todos los derechos reservados.
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"Reflejo" Foto: © 2014 Jesús Rodríguez |
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