Bogotá, D.C. Septiembre 02 de 2012
“Cuando el dolor depende de otro”
UNO
Caminó hasta el final del callejón y no miró hacia atrás, una gota de sudor recorrió su espalda. Un vago recuerdo paso por su mente como una ráfaga de luz, la sangre húmeda congelaba sus manos; su ropa evidencia momentos de angustia, aún se sienten las huellas de un enfrentamiento. Su mirada ausente y sin brillo deja escapar un sentimiento de odio, de dolor y resentimiento; se desploma sobre si mismo y se ausenta poco a poco, se deja llevar, no opone resistencia, lo abandonan sus propias fuerzas y se interna en un dulce sueño, ya no es él, es otro; inerte.
DOS
Apoyándose contra la pared y caminando lento, adolorido y confuso se desploma contra el piso. Los transeúntes sin conmoverse y ausentes pasan por el lado - ni lo miran -. El dolor en su pecho le corta la respiración, recuerda con angustia como su amigo se enfrentaba a los delincuentes y como éstos lesionaban a su - compañero de batalla - como solían llamarse mutuamente. Su mano que aprieta su estómago no puede detener la sangre, mientras ésta se escapa, su vida también; se deja llevar por un dulce sueño, mientras la calle queda sola.
Por Jesús Rodríguez
Jesús Rodríguez, Sin título. 1987. Acuarela, técnica mixta sobre papel, 23,6 x 21,9 cm. Colección del artista, Bogotá, D.C. |
Asì como el amor, el odio, la felicidad, el dolor; dependen del... "otro", ese extraño ser que buscamos sin buscar toda nuestra vida, sin comprender que este ser siempre estuvo ahí... nosotros mismos.
ResponderEliminarBuen texto Profe; hermoso, triste, brutal, sincero, efímero, real... Único!
Gracias por el comentario Jhonnathan, eso es lo maravilloso de la escritura... que es y no es...
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