Dedicado a: María Esneyder, Daniel Alfredo y a mí Madre

lunes, 12 de septiembre de 2011

Cuentos que cuento (4)

Deseo compartir un cuento más, de la serie de 22 cuentos, escritos a comienzo del año 2011, es en su orden el número cuatro; espero que lo disfruten y lo comenten.


Febrero 21 de 2011
IV.


Tomó el café. Asoma en la distancia su imagen borrosa, han sido muchos años desde la última conversación en el bar del centro de la ciudad con sus calles oscuras y peligrosas. La locura de los años mozos nos abrumaba por aquellos días, escondidos en habitaciones de hotel, envueltos en el sudor de otros amantes. El licor, la música, la pintura y la poesía de nuestros cuerpos desnudos tenían la prioridad, no encontrábamos excusa para disfrutar de cada momento explosivo de la piel; pero, fue sólo eso, un momento de vida. Escucho una voz, que atraviesa el vidrio de la ventana. La luz matutina que se refleja desde las casas del otro lado de la calle, iluminan el cuarto cargado del silencioso asesino, -humo de cigarrillo barato- y recuerdos confusos que produce el consumo sin control de alcohol. Sobre la mesa de noche, como testigo de lo sucedido, la botella de aguardiente aún sin terminar, transparente, agresivo e inofensivo; espera como escultura a que la ubique en otro lugar, la sombra que proyecta sobre la pared, es como la oscuridad de olvido de lo ocurrido anoche. Me asomo a la ventana con temor de ver lo que no quiero ver; mi columna vertebral y mis manos tiemblan; pasan los motociclistas y los automóviles siguiendo su camino y yo aquí impávido, momificado por la incapacidad de vivir, de respirar, de ver hacia delante, de proyectar los valores positivos que deja cada instante de vida; el olor de la guayaba se desprende de la nevera, el sudor de mi cuerpo, que se esfuerza por superar sus debilidades me ahoga. Escucho a lo lejos el ruido del motor de avión que se aleja retumbando en mi cabeza y desparece en segundos en la distancia, se aleja en las nubes. Y yo, aquí tomando mi café, embriagándome con su aroma.

Por  Jesús Rodríguez

1 comentario:

  1. Con este si que me identifico... Tortuoso pero cierto. Parte de la vida pero hay que crecer cieto?

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